A muchas personas les parece totalmente escandaloso cuando les digo que en el estudio elegimos a nuestros clientes, algunos de nuestros colegas se muestran incrédulos y acto seguido nos preguntan cómo lo hacemos con un tono de broma.
No es broma y para nada tampoco increíble, la mayoría de los buenos arquitectos utilizan este método para poder realizar en sus obras lo que traen en su cabeza, no creemos estar a la altura de esos grandes maestros, sin embargo la razón principal del por que hacemos esto, es principalmente por nuestras equivocaciones, sí, me refiero a que en nuestra experiencia, hacer un trabajo que no nos convence del todo, es una mala inversión, de tiempo, dinero y sobre todo un generador de estrés infinito.
Fue cuando estábamos atascados en una remodelación que desde el principio no prometía mucho, pero que aún así aceptamos por que nos había recomendado una buena amiga, fue allí donde tuvimos que trabajar gratis y nuestro nivel de estrés se elevó hasta el punto de que ya no descansábamos por las noches. Fue exactamente allí cuando decidimos no aceptar encargos que no nos convencieran del todo.
Al principio sólo seguíamos la regla del instinto, sí sentíamos que no, entonces era un no. Pero poco a poco hemos creado un sistema para atraer y elegir a los clientes que deseamos.
De esto se trata el sistema, hemos perfilado un cliente ideal, eso que todos los mercadólogos te dicen y que al principio sonaba como una broma(oigan esto suena familiar) pero lo hicimos, una vez que sabíamos quien es nuestro cliente ideal, entonces fue fácil buscarlos, casi echar la red o que picaran el anzuelo, luego tener una entrevista y evaluarlos, aquí es donde se pone interesante, porque es en este punto donde hemos aprendido a decir que no, muy amablemente, recomendar a uno de nuestros amigos o incluso darles algún consejo y ganar un amigo más, pero decir no era difícil al principio, luego se fue haciendo casi natural y ahora es una de las mejores maneras en la que cuidamos nuestro negocio, porque al final y al cabo, esto es eso, un negocio y necesitamos tener entradas económicas para seguir adelante.
Decir no a algunos encargos nos permite dedicarnos a retos específicos y proyectos que nos han ido posicionando como referentes del buen diseño, tendrían que ver el nivel de horas que le dedicamos a cada proyecto y como nuestros clientes son muy felices con nuestro sistema ya que disponemos más recursos para atenderlos pero sobre todo de tiempo para ayudarles a despejar dudas y hemos descubierto que en este trayecto, hacemos una amistad.
Alguna vez escuché a Eduardo Cadaval decir que ellos no aceptaban ningún encargo de alguna persona a la que no estarían dispuestos de invitar a su casa o a cenar y nosotros ahora lo reafirmamos, sí sigues este método entonces estarás disfrutando tiempo con tus amigos y no trabajando para extraños.
Creo que el dicho de haz lo que amas y no trabajarás ningún día de tu vida es muy cierto y estamos empeñados en llevarlo a nuestro sistema de captación de clientes y parafraseándolo sería algo así, estima a tus clientes y nunca tendrás jefes.
Pronto publicaremos más sobre nuestros recursos y cómo nos hemos organizado para hacer esto posible.
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